MISTERIO DE
NUESTRA FE
Inmaculada Concepción de Maria
Parafraseando el Santo
Padre JUAN PABLO II
“Es de la Eucaristía que recibimos todos la Gracia y la
fuerza para la vida de cada día, para que llevemos una existencia
verdaderamente cristiana, en la alegría de que sepamos que Dios nos ama,
que Cristo murió por nosotros y que el Espíritu Santo vive en nosotros”.
(Muchas veces oímos decir a hermanos católicos convencidos, « voy a
asistir a la Misa o voy hasta la Iglesia a asistir a la Eucaristía)
Nuestro querido Santo Padre JUAN PABLO II, dice así: « Nuestra completa
participación en la Eucaristía es la verdadera fuente del Espíritu
Cristiano que deseamos ver en nuestra vida personal y en todos los
aspectos de la sociedad. Dondequiera que nosotros actuemos, en la
política, en la economía, en la cultura, en el Dominio social o científico
— poco importa cual sea nuestra ocupación — la Eucaristía constituye un
desafío a la nuestra vida cotidiana. El Sagrado concilio nos dice: La
Eucaristía es la fuente de toda la vida Cristiana. La comunidad Cristiana
no es un grupo reunido en torno a un interés humanitario, un ideal
cualquiera, código moral; pero en torno a una persona: Cristo.
Cristo que resucitó, Cristo presente en la Eucaristía, Cristo fuerza que
unifica la comunidad, Cristo fuerza que nos impulsa para el Padre, Cristo
dividido en el pan Eucarístico, impulsando a dividir el otro pan, Cristo
que nos dice que debemos dividir con aquellos cuyo pan es robado por las
injusticias de los hombres y de sistemas sociales errados.»
« Cristo murió, resucitó, subió al Cielo,” Donde está sentado a la derecha
del Padre intercediendo por nosotros, en todo momento. Pero está presente
en su Iglesia de maneras varias, en la Palabra proclamada, en la oración,
en los pobres e indigentes, en los excluidos de la sociedad, en todos los
enfermos, en los Sacramentos, de una Manera especial, en las especies
consagradas del pan y del vino, ahí está a la disposición de todos
nosotros, el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo. »
« El Concilio de Trento, nos dice, o antes, afirma que en la Santísima
Eucaristía es tan real y substancialmente el Cuerpo, la Sangre, la” Alma y
la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, es decir Cristo Total.»
(El gran doctor de la Iglesia, Santo Agustín, Obispo de Hipona , en una de
sus explicaciones del Evangelio, nos dice así: « Este pan que ves sobre el
altar, consagrado por la palabra de Dios, es el Cuerpo de Cristo”. Este
cáliz consagrado por la palabra de Dios, o mejor, lo que él contiene, es
la Sangre de Cristo. En estos elementos, “el Señor quiso ofrecer a nuestra
veneración, a nuestro amor, su Cuerpo y su Sangre, que Él derramó por la
remisión de nuestros pecados”. Si lo recibisteis con buenas disposiciones,
os hicisteis en aquello que recibisteis. El Apóstol afirma:
« Todos nosotros no somos sino un sólo pan, un sólo Cuerpo») ( Co 10, 17)
Muchos preguntan; que aconteció finalmente ? Antes era pan y vino y cuando
el Sacerdote” Dice: “Es decir mi cuerpo”, “Este es el cáliz de mi sangre”,
aquello es el Cuerpo y la Sangre de Cristo Nuestra Fe y la Palabra de Dios
dice: “eso aún es de todos nosotros, y la Palabra de Dios no engaña. A
través del Sacerdote revestido de Cristo y por el poder de Espíritu Santo,
se da” o se produce una conversión de substancias, las apariencias son las
mismas, pero realmente lo que era sustancia de pan, se convirtió.
“Realmente en la sustancia de Cristo, en el cuerpo de Cristo y lo que era
sustancia de vino se convirtió en la sustancia de Cristo, en el” Sangre de
Cristo. {Hijo Unigénito de Dios, que asumió nuestra
carne para hacernos participantes de la divinidad. Se hizo hombre para
hacer de los hombres dioses. Todo cuanto asumió de nuestra condición
humana, todo contribuyó para nuestra salvación: Ofreció en sacrificio a
Dios Padre su Cuerpo en el altar de la Cruz para nuestra reconciliación, y
derramó su Sangre como precio de nuestro rescate y purificación” de todos
nuestros pecados. Pero para que en nosotros se conservara perennemente la
Memoria de tan grande beneficio, dejó a sus fieles bajo las apariencias
del pan y del vino, su Cuerpo como alimento y su Sangre como bebida.} (De
las obras de S. Tomás de Aquino.)”
[Reconoced en este pan a Aquel que estuvo predicado
en la Cruz, reconoced en este cáliz la Sangre que brotó de su lado.” Tomad
y comed el Cuerpo de Cristo; tomad y bebed la Sangre de Cristo. Ahora sois
miembros de Cristo]
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